El
Colegio del Arte Mayor de la Seda es una institución que fue constituida como Gremio de Velluters, cuyas primeras ordenanzas fueron aprobadas por el rey Fernando El Católico en 1479.
Su función principal era la de regular el oficio y la producción de tejidos de seda en la ciudad de Valencia. Su sede se encuentra
desde 1494 en la calle del Hospital número 7 del barrio de Velluters, y alberga en la actualidad el Museo de la Seda de Valencia. El edificio original data del siglo XV pero fue reformado y ampliado en el siglo XVIII, por ello muestra en la actualidad un aspecto barroco.
Ya en la Taifa de Balansiya se tejía con hilo de seda, y fueron precisamente los árabes quienes introdujeron el cultivo de moreras en Valencia. Pero
no fue hasta el último tercio del siglo XV cuando la llegada de maestros genoveses especializados en la producción de terciopelo ('vellut' en valenciano y 'velluto' en italiano) propició la regulación del oficio redactando el 18 de octubre de 1477 las ordenanzas del Gremio de Velluters, que fueron aprobadas en 1479 tanto por las autoridades municipales como por el recién nombrado rey Fernando El Católico.
Fue en 1494 cuando el gremio adquirió esta casa y su huerto, que los adaptó a las necesidades gremiales La producción de seda fue muy significativa para la economía del Reino de Valencia entre los siglos XV y XVIII, y por ello esta corporación realizó acciones progresivas para conseguir la transición de oficio a Colegio. En general las asociaciones de artes y oficios de la ciudad de Valencia han evolucionado casi de manera conjunta, partieron del modelo de Cofradía y luego evolucionaron hacia el modelo de Colegio. Los sederos enviaron una primera solicitud al rey Carlos II en el año 1677 para que el oficio de velluter (terciopelero) se considerara un arte. Finalmente,
el 31 de octubre de 1686 les concedieron el título de 'Colegio de artistas', así pasaron a denominarse Colegio del Arte de la Seda. Una de las razones fue que
la ciudad de Valencia a principios del siglo XVI ya era un centro manufacturero importante en la península y en el siglo XVII el colegio se impuso por la creciente expansión de la sedería valenciana. Además habían realizado servicios para el rey. Este momento marcó el inicio del auge de la sedería en el siglo XVIII.
Desde principios del siglo XIX la industria sedera entró en crisis. Las máquinas terminaban con la actividad artesanal, y la sedería valenciana perdía competitividad a pasos agigantados. La sericicultura valenciana disminuyó notablemente, hasta desaparecer por completo, y con ella los ingresos del Colegio. El barrio de Velluters se quedó sin la producción que le dio origen y se fue degradando con el paso de las décadas del siglo XX. El edificio, con toda su decoración barroca, fue empeorando su estado, incluso sufrió peligrosas sustracciones, y la construcción de un aparcamiento subterráneo cercano hizo peligrar su estructura.
En 2014 la Fundación Hortensia Herrero se hizo cargo de la financiación del proyecto para recuperar el edificio del Colegio.
El 17 de junio de 2016 abrió sus puertas el Museo de la Seda de Valencia que descubre a sus visitantes la historia y la importancia de la seda en la ciudad, con el Colegio, sede del antiguo gremio, y con el barrio de Velluters como protagonistas. Además de la estructura se recuperó todo el patrimonio artístico en forma de estucos, pavimentos cerámicos barrocos, pinturas murales y una escalera de caracol gótica. Se recuperó también el antiguo huerto, reconvertido en patio que comparte el museo con un restaurante, y se amplió la tienda que aún mantiene la venta de productos tejidos con seda natural. Además, se puede contemplar un telar artesanal, con demostraciones
in situ de cómo se teje el espolín.
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